Francisco Guerrero 3
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Francisco Guerrero 3
Francisco Guerrero Missa Super flumina Babylonis 3 Grabación realizada en la Iglesia de San Miguel, Cuenca, en junio de 2006 Toma de sonido y producción: Adrian Hunter Coordinación de la grabación: María Díaz Producción ejecutiva y dirección editorial: Carlos Céster Diseño: Valentín Iglesias (00:03:00) En portada: «S» inicial del salmo 137, Super flumina Babylonis (Salterio de St. Albans, hacia 1121-1135) Ensayo: Michael Noone & Graeme Skinner Traducciones: Manuel del Sol, Pierre Élie Mamou, Susanne Lowien Grabación realizada en coproducción con la Fundación Caja Madrid www.fundacioncajamadrid.es Ensemble Plus Ultra & His Majestys Sagbutts and Cornetts photo © Ana Ponce / Glossa Music A Glossa Music production for MusiContact GmbH © 2007 MusiContact GmbH www.glossamusic.com Francisco Guerrero (1528/29-1599) Ensemble Plus Ultra Michael Noone, dirección 01 Ave virgo sanctissima (5 vv) 3:51 02 Regina caeli (8 vv) 4:24 03 Si el mirar (instr.) 1:40 04-05 Missa Super flumina Babylonis (5 vv): Kyrie & Gloria 9:01 06 Aleluya: In exitu Israel 2:08 07 Missa Super flumina Babylonis (5 vv): Credo 8:33 08 Ofrenda: Super flumina Babylonis 1:42 09-12 Missa Super flumina Babylonis (5 vv): Sanctus & Benedictus 5:32 13 Missa Super flumina Babylonis (5 vv): Agnus Dei 8:17 14 Celsi confessoris 5:40 15 Ut queant laxis 6:15 16 In exitu Israel (4 vv) 15:04 17 Adiós mi amor (instr.) 1:22 18 Conditor alme siderum 5:27 3 Our recording is dedicated to José-López Calo S. J. on the occasion of his 85th birthday. We are especially grateful to the following people for their kind assistance in the various stages of this project: Santiago Calvo, Carlos Céster, José Luis Colmenares, María Díaz, Arturo Duarte, Ángel Fernández Collado, Igor de Gandarias, Ramón Gonzálvez Ruiz, Adrian Hunter, Susan Keeling, T. Frank Kennedy S. J., Graeme Skinner, Pilar Tomás, Thelma Torres Morfín, and Bruno Turner. m.n. Grace Davidson soprano Julia Doyle soprano Kate Hawnt soprano Mark Chambers alto Sally Dunkley alto David Martin alto Clare Wilkinson alto Julian Stocker tenor Warren Trevelyan-Jones tenor Giles Underwood bass Stuart Young bass His Majestys Sagbutts and Cornetts Jeremy West, dirección Jeremy West cornetas y flauta Jamie Savan cornetas y flautas Abigail Newman sacabuches Adam Woolf sacabuches y flauta Stephen Saunders sacabuche Nicholas Perry corneta, bajones, chirimías y flautas Schola Antiqua Juan Carlos Asensio, dirección Miguel Ángel Asensio Javier Blasco Alfredo Contreras Miguel Ángel Fernández Enrique de la Fuente Javier de la Fuente Miguel García Román García-Miguel Jorge L. Gómez Benjamín González Antonio de Gregorio Luis Fernando Loro Benigno A. Rodríguez Jesús María Román Federico Rubio Javier Rubio Emilio Rubio E s pa ñ o l estudiar un libro de coro iluminado en pergamino tan gravemente dañado que la mayoría de sus páginas habían llegado a pegarse por el resultado de algún catastrófico accidente. La emoción al descubrir que, entre otras obras maestras no descubiertas, el códice contenía quince composiciones desconocidas y no identificadas de Cristóbal de Morales (ca. 1500-1553), fue debilitada al comprender que la tarea de recuperar esas obras estaba destinada a ser ardua, concienzuda, y prolongada en el tiempo. Entre los frutos publicados del posterior periodo de intensa investigación pueden destacarse mi Códice 25 de la Catedral de Toledo (Madrid, Editorial Alpuerto, 2003) y nuestro último cd en Glossa, Morales en Toledo (2005).1 No obstante, las obras recién descubiertas de Morales, creadas en la cúspide de su madurez compositiva, no agotan las riquezas musicales conservadas entre la encuadernación de piel que recubre el Códice 25 de la Catedral de Toledo. Además, este libro de coro manuscrito contiene seis obras desconocidas –en realidad cinco, cuando nos dimos cuenta de que dos compartían la misma música pero distinto texto– de Francisco Guerrero (1528/9-1599). Estas obras no sólo documentan por primera vez la presencia de Guerrero en Toledo durante el periodo en que Morales sirvió como maestro de capilla (desde el 1 de septiembre de 1545 hasta agosto de 1546), sino que Michael Noone photo © Ana Ponce / Glossa Music Francisco Guerrero: Missa Super flumina Babylonis El origen de esta grabación se remonta a 1981. Ese año viajé a España desde mi Australia natal, siendo un joven estudiante entusiasmado por la música de los polifonistas españoles del siglo xvi que previamente había conocido en la Catedral de Santa María en Sydney. Mi destino en España fue la Catedral Primada de Toledo, en cuyo magnífico archivo comencé de inmediato a trabajar en un ambicioso proyecto que me ocupa hasta el día de hoy: un detallado estudio de la extraordinaria colección de libros de coro manuscritos que fueron copiados en la catedral para el uso de su célebre institución musical. Entre los muchos privilegios que me otorgaron durante mis años en Toledo, pocos puedo comparar con la generosa invitación extendida por el canónigo-archivero de la catedral, Don Ramón Gonzálvez, para 6 7 E s pa ñ o l E s pa ñ o l también se reivindican como las fuentes musicales más antiguas que poseemos de Guerrero. Hemos seleccionado tres de estos himnos para su estreno mundial en esta grabación. Aunque el mismo Guerrero escribe en varias ocasiones sobre su estudio con Morales, el Códice 25 nos ofrece de forma irrefutable la prueba que necesitábamos para situar este aprendizaje en Toledo. A los 17 o 18 años (aún no estamos seguros de su fecha exacta de nacimiento), el joven Guerrero viajó desde su Sevilla natal a Toledo para conocer a Morales, el compositor español internacionalmente más célebre de su tiempo, que acababa de volver a España después de una década sirviendo como cantor en el coro papal en Roma. (Imagino al joven Francisco sintiéndose tan abrumado como yo en 1981, con la excepcional vista panorámica de Toledo que se sobrepone majestuosamente como una península escarpada rodeada por el río Tajo: una geografía tan espectacular que ha asegurado el atractivo de Toledo desde tiempos prerromanos.) Las obras de juventud de Guerrero se han preservado en los folios gravemente dañados y apenas legibles del Códice 25. Este manuscrito nos ofrece una extraordinaria e inesperada ventana por la que podemos observar de cerca al adolescente compositor, sobrecogido por la presencia de su estimado maestro, componiendo himnos para las siguientes fiestas de la liturgia toledana: la Epifanía (6 de enero), San Ildefonso (23 de enero), la Anunciación (25 de marzo), la Ascensión (3 de junio) y San Juan Bautista (24 de junio). Parece probable que estas fechas coincidieron con la estancia de Guerrero en Toledo y que los himnos pudieron haber recibido sus primeras interpretaciones por parte de los músicos de la catedral en las primeras Vísperas de esas fechas. Además, detrás de la apariencia poco atractiva del Códice 25 con sus deteriorados folios en pergamino se esconde un claro testimonio del notable cambio generacional en la historia de la polifonía española. Dentro de una década, el debilitado Morales moriría y el joven Guerrero estaría entregando un torrente de composiciones maravillosamente pulidas a las imprentas musicales de centros tan importantes como París, Roma, Venecia, Sevilla y Madrid. Los compositores coincidieron solamente una vez, y los tres himnos que hemos grabado aquí son el inmediato producto del aprendizaje que siguió a su encuentro. Todos excepto uno de los himnos de Guerrero del Códice 25 basan sus cantus firmus en las melodías toledanas de himnos del Propio, mientras que Celsi confessoris –para el patrón de la diócesis de Toledo, San Ildefonso– pudo haberse compuesto exclusivamente en Toledo para la festividad del santo en enero de 1546. Los tres himnos, Hostis Herodes, Conditor alme siderum, y Ut 8 queant laxis, revisten un interés especial porque conservan las versiones más antiguas de las estrofas que aparecieron casi cuarenta años después en su Liber Vesperarum (Roma, Domenico Basa, 1584). Dos de estas versiones tempranas de Guerrero ya eran conocidas a partir de ulteriores concordancias con un manuscrito guatemalteco estudiado con anterioridad por el recién fallecido Robert Snow. Para la preparación de esta grabación hice un inolvidable viaje a Guatemala para consultar algunos de los manuscritos a los que Snow había hecho referencia. La sección del Códice 25 que contiene los himnos de Guerrero fue copiada en 1549 por el escriba Martín Pérez y el maestro iluminador Francisco de Buitrago, bajo la supervisión del sucesor de Morales, Andrés de Torrentes (ca. 1510-1580). Torrentes sirvió en tres periodos distintos como maestro de capilla en Toledo (15391545, 1547-1553, 1570-1580), dejando un importante corpus de magníficas composiciones polifónicas que todavía están pendientes de publicación. En 1549 Torrentes escogió para copiar dentro de un nuevo libro de coro algunos cánticos que pertenecían al ciclo anual de himnos para su uso en las primeras Vísperas de las fiestas toledanas más importantes. No obstante, este trabajo de Torrentes se basó en la selección previa que el mismo Morales había recopilado de su propio trabajo así como de las composi- ciones del novicio Guerrero. Tal y como se copiaron se ordenan, según una secuencia litúrgica cronológica, desde Hostis Herodes de Guerrero para la Epifanía, hasta el Celsi confessoris para la festividad del patrón de la diócesis de Toledo, San Ildefonso, y así sucesivamente. Conditor alme siderum, el siguiente himno en el ciclo, tiene un interés especial por su ubicación en el tiempo litúrgico. Mientras que en otras instituciones estaba fijado en Adviento, en Toledo durante el siglo xvi fue exclusivamente cantado con polifonía al comienzo de las Vísperas de la Anunciación y también en las Vísperas de la fiesta de Santa María «de la O» (18 de diciembre). La tarea de recuperar e interpretar las obras más antiguas de Guerrero no fue ni simple ni sencilla. El daño causado, con toda probabilidad por el agua que cayó dentro del manuscrito, alteró la notación que sólo pudo ser restituida después de los más meticulosos y muchas veces desesperantes esfuerzos. Además, el trabajo de descifrar los textos originales de los himnos fue complicado por el hecho de que el texto original que Pérez adjuntó fue sustituido en algunos casos por un verso distinto de ese mismo himno, o incluso por algún versículo de otro diferente, para acomodarse a los nuevos cambios y requerimientos litúrgicos de finales del siglo xvi. Los textos de los seis himnos de Guerrero fueron 9 E s pa ñ o l E s pa ñ o l modificados de esta manera, y en la mayoría de los casos el segundo verso del himno fue borrado y reemplazado con el texto del primer verso. Los manuscritos se ajustaron así de acuerdo con la reforma de la nueva práctica litúrgica de Toledo, introducida probablemente no antes de mediados de la década de 1590, que requería únicamente los primeros versos de los himnos para ser cantados polifónicamente en las Vísperas de las fiestas más solemnes. A pesar de estas reformas textuales y de la manera minuciosa, apenas perceptible, en que fueron alteradas, sabemos que los manuscritos permanecieron durante mucho tiempo en uso en la catedral. De hecho, una clara dedicatoria en tinta, «Espinosa seise 1824», cuidadosamente registrada en una de las iniciales iluminadas del volumen, atestigua su uso hasta el siglo xix. Para nuestras interpretaciones, nos hemos basado en los textos de los himnos que aparecen en el Breviarium Romanum de 1568 y, en el caso del himno toledano Celsi confessoris, cantamos el texto que aparece en el Breviarium secundum consuetudinem sanctae Ecclesiae Toletanae (Lyon, Bartholomaeus Fraenus, 1551). La inmensa mayoría del repertorio renacentista de música litúrgica alternatim permanece en gran parte inexplorado, y una de las razones de esto es que el camino de su estudio e interpretación está plagado de complicaciones. Una de esas dificultades con- cierne a la localización y comprensión de las fuentes precisas de canto llano empleadas por los compositores. En el caso de Toledo, mi determinación por localizar el canto llano utilizado tanto por Morales como por Guerrero me guió al redescubrimiento de la colección más grande de canto llano en España.2 Todo el canto llano de este cd procede de las fuentes redescubiertas de Toledo, y por ende, ninguna de estas melodías, incluyendo el aleluya In exitu Israel y la ofrenda Super flumina Babylonis, había sido grabada con anterioridad. En la planificación de este cd, nuestra intención desde el principio fue que el canto llano estuviese cantado por especialistas españoles, siguiendo la práctica de las catedrales españolas durante el siglo xvi, donde el canto llano y la polifonía eran cantadas alternativamente por grupos distintos y separados de cantantes. Por esta razón, todo el canto llano es cantado por Schola Antiqua, mientras que la polifonía está ejecutada por el Ensemble Plus Ultra. Además, la naturaleza estrófica de los himnos se nos presenta con la irresistible oportunidad de interpretar, uno al lado de otro, versos compuestos por Guerrero en sus años de adolescencia en Toledo junto con versos de los mismos himnos publicados cuatro décadas después en su Liber Vesperarum. Por eso cantamos el tercer verso de Conditor alme siderum y el cuarto (ofreciendo un 10 virtuoso espejo en canon) de Ut queant laxis del ciclo publicado en el Liber Vesperarum. Además de su talento compositivo, Guerrero poseía una excelente voz de tenor y tocaba un gran número de instrumentos, incluyendo el arpa, la vihuela, el órgano y la corneta. A su llegada a Toledo, Guerrero habría escuchado con regularidad el grupo de más de seis «ministriles altos» tocando, como establecían sus contratos, en todas las fiestas que requerían una procesión completa y en cualquier otra festividad requerida por el arzobispo: «... en todas las fiestas principales que oviere procesión entera en la dicha yglesia e en otras fiestas que el reverendísimo señor arçobispo de Toledo mandare e fuere servido». Aunque sabemos sin lugar a dudas que los ministriles tocaban frecuentemente, falta por determinar con exactitud qué música y cuándo la ejecutaban. Nuestra grabación aprovecha una amplia variedad de posibles sonoridades ofrecidas por el excepcional lujo de tres agrupaciones distintas, para imaginar cómo podría haber sonado la música de Guerrero en las grandes catedrales españolas durante el siglo xvi. De hecho, para interpretar la música de Guerrero preparamos nuestra grabación en las catedrales de Málaga, Cádiz, Granada y la más emocionante de todas ellas, Sevilla, en cuya capilla de Nuestra Señora de la Antigua el propio Guerrero yace enterrado.3 Los famosos medallo- nes que adornan el facistol desde el cual Guerrero dirigía en la catedral sevillana nos hacían recordar la frecuente participación de los instrumentos de viento en la música litúrgica de esa impresionante catedral. Además, un renombrado documento datado en 1586 nos explica con detalle lo que Guerrero esperaba de sus ministriles. Aunque persisten todavía algunas incertidumbres sobre el modo preciso en que instrumentistas y cantantes interpretaban polifonía litúrgica en el Siglo de Oro español, hay muchas menos dudas sobre el repertorio que tañían los ministriles. Uno de los pocos manuscritos copiados para el uso de ministriles está actualmente conservado en el Archivo Manuel de Falla en Granada (Granmf 975). El musicólogo Juan Ruiz Jiménez, cuya transcripción fue publicada por la Fundación Caja Madrid, nos revela que el manuscrito fue copiado en la década de 1560 por Pedro Durán; contiene un variado repertorio español e internacional de obras sacras y canciones profanas específicamente copiado para el uso de grupos de ministriles. De este manuscrito hemos elegido dos pequeñas composiciones para cinco voces de Guerrero: Si el mirar y Adiós mi amor. De las obras recién descubiertas escuchadas por primera vez, pasamos a la que tal vez sea la creación más popular de Guerrero: me refiero, naturalmente, al inigualable motete Ave virgo sanctissima que abre nuestro cd. En el repertorio 11 E s pa ñ o l E s pa ñ o l polifónico, existen muy pocas obras de pequeñas dimensiones tan perfectas como esta preciosidad de Guerrero. Algunos compositores españoles como Juan Esquivel y Pedro Ruimonte, así como el extranjero Géry de Ghersem (que sirvió en la Capilla Real española), la escogieron para basar misas sobre ella, lo cual además nos muestra un innegable testimonio de la popularidad de esta pequeña obra maestra. Las siguientes palabras, que fueron escritas por el poeta, novelista y músico Vicente Espinel (1550-1624) en sus Diversas rimas (1591), se refieren con toda probabilidad a este motete: «He aquí a Francisco Guerrero, en cuyas composiciones se halla tanta destreza elegante y tanto contrapunto airoso; cuya pluma nos ha legado obras de mérito tan duradero y significado tan universal, que puede que ninguna era futura llegue a producir un maestro que reúna tantas cualidades.» No es de extrañar que Guerrero se ganase el apodo de «cantor de María» y por ello no debe sorprender que continuemos con otra obra dedicada a la Virgen. Se trata de la conocida antífona mariana a ocho voces, Regina caeli –texto recitado diariamente tras las Completas durante el tiempo pascual–, que fue publicada por primera vez en su Liber vesperarum. Como era típico en las antífonas marianas conclusivas, la base del material melódico de esta composición está tomada del canto llano tradicional asociado con dicho texto. Aunque Guerrero compuso un pequeño número de canciones profanas y de obras instrumentales, es mucho más conocido por sus composiciones litúrgicas latinas. Entre ellas destacan sus diecinueve misas (incluyendo sus dos Réquiems), la mayor parte de ellas publicadas en dos colecciones, el Liber primus missarum (París, 1566), y el Missarum liber secundus (Roma, 1582). La Missa Super flumina Babylonis apareció en el Liber primus missarum, que contiene un total de nueve misas y tres motetes. Al situar su Missa Sancta et immaculata encabezando el libro primero, Guerrero honró a su maestro Morales con una misa basada en el motete homónimo. De hecho, tan agradecido estuvo siempre Guerrero a Morales, que compuso muchas más misas sobre motetes de Morales que ningún otro compositor español o extranjero. Guerrero buscó su inspiración en el canto gregoriano en, al menos, siete de sus diecinueve misas. En todas ellas, excepto en un caso, no hay la más mínima duda sobre la identidad del canto llano escogido por Guerrero. Sin embargo, la fuente para la Missa Super flumina ha desconcertado a generaciones de eruditos, y debemos agradecer a Juan Carlos Asensio haber descubierto que la Missa Super flumina está basada, al menos en parte, en un pequeño fragmento de un 12 ofertorio gregoriano compuesto para cantar las palabras «super flumina Babylonis». El fragmento en cuestión fue suprimido poco después de la muerte de Guerrero, pero el uso que de él hizo Guerrero en la misa demuestra que no solamente lo conocía, sino que también lo hubo admirado. También existen algunas referencias pasajeras hechas por Guerrero a un motete de Nicholas Gombert (ca. 1495-1560) que fue publicado en su Liber primus (Venecia, 1539). Nuestra interpretación de las obras de Guerrero emplea una agrupación de viento semejante a la que pudo oírse en la catedral de Sevilla en el siglo xvi. En una fecha tan temprana como 1526, el capítulo de canónigos de la catedral de Sevilla estableció un grupo de viento permanente compuesto por tres chirimías (tiple, tenor y contra) y dos sacabuches. En 1553 el capítulo catedralicio decidió ofrecer contratos de larga duración a los instrumentistas de viento, estipulando que: «... sería muy útil y perfectamente compatible con las Escrituras Sagradas, hacer uso de todo tipo de música instrumental en esta catedral, sobre todo por la fama, el esplendor y las grandes dimensiones de la misma, y además, todas las demás catedrales de España, a pesar de que quizá tengan ingresos menores, emplean constantemente la música instrumental». Poco después, en 1572 y específicamente para su uso, los tañedores de viento sevillanos pidieron que la catedral adquiriera un libro de misas de Francisco Guerrero, probablemente su volumen de 1566. Una petición que sugiere que también ellos participaban, junto con los cantores catedralicios, en las ejecuciones del Ordinario. A este respecto, documentos conservados en toda España son incluso más específicos; uno de la catedral de León, por ejemplo, indica que los instrumentistas deben tocar en el primer y último Kyrie de la misa. Pacheco, el primer biógrafo del compositor, declara que Guerrero compuso «muchas Missas, Magnificats, i Psalmos, i entre ellos, In exitu Israel de Aegypto de quien los que mejor sienten juzgan que estaba entonces arrebatado en alta contemplación». Esta composición sobre el Salmo 113, In exitu Israel, fue pensada para cantarse como el último de los cinco salmos de las Vísperas de los domingos (concretamente los que van desde la Epifanía hasta Pascua y desde la octava del Corpus Christi hasta Adviento). Siguiendo la tradición, Guerrero compone cada versículo impar en polifonía (excepto la entonación del primer verso que se hacía en gregoriano), mientras el resto del salmo es cantado con su tradicional canto llano. La melodía principal de este salmo se conocía como tonus peregrinus (una designación con al menos dos posibles etimologías: una simbólica, acorde con el tema del mismo salmo, el «peregrino» regresando a Judea 13 E s pa ñ o l English del cautiverio en Egipto, y la otra técnica, derivada del «itinerante» tono recitativo que migra desde la en la primera mitad de cada versículo hasta sol en la segunda). La composición es cantada con la antífona propia que le corresponde, Nos qui vivimus benedicimus domino, como prescribía la mayoría de los breviarios españoles pretridentinos, incluidos los usados en Sevilla. En esta composición Guerrero se deja ver como exegeta y dramaturgo. Cada verso es tratado como un motete de pequeñas dimensiones en el que el texto es aplicado de una forma tan deslumbrante que casi describe tangiblemente todo lo visible. Tendríamos que esperar hasta el nacimiento de Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) antes de poder ver su equivalente en lienzo. Al igual que el gran retablo gótico que domina el altar mayor de la catedral de Sevilla, el In exitu de Guerrero impresiona por su abrupta escala. Aunque nuestro anhelo por el detalle narrativo está satisfecho –como ocurre en las 45 escenas talladas de la vida de Cristo que componen el enorme retablo de Pierre Dancart– por las elegantes y detalladas estampas polifónicas de Guerrero, éstas surgen de entre los versos del canto llano con la tranquilizadora regularidad de los pilares que sostienen, aparentemente sin esfuerzo, el inmenso edificio de la catedral sevillana. Notas 1 Ver también Michael Noone, «Cristóbal de Morales in Toledo 1545-6: Tolebc 25 and ‘new’ works by Morales, Guerrero, Lobo, Tejeda, and Ambiela», Early Music xxx (Agosto 2002), 341-363. 2 En la actualidad trabajo junto a Graeme Skinner en un ambicioso proyecto de descripción y catalogación de la colección completa de los libros de coro y cantorales de la catedral de Toledo. Ver Michael Noone y Graeme Skinner, «Toledo Cathedral’s collection of manuscript plainsong choirbooks: a preliminary report and checklist», notes, Quarterly Journal of the Music Library Association 63 (2006) 289-328 y Michael Noone, Graeme Skinner y Ángel Fernández Collado, «El Fondo de Cantorales de Canto Llano de la Catedral de Toledo: Informe y catálogo provisional», Memorie ecclesiae (de próxima aparición). 3 En 1999, imaginé y grabé una reconstrucción de la música de Réquiem para el propio funeral de Guerrero en la Catedral de Sevilla con la Orchestra of the Renaissance. Ver Glossa gcd 921402. Michael Noone y Graeme Skinner 14 Gonzálvez, for me to study an illuminated parchment choirbook so badly damaged that most of its pages had become fused together as the result of some catastrophic accident. The excitement of discovering that, among other undiscovered masterworks, the codex contained fifteen previously unidentified and unknown compositions by Cristóbal de Morales (c.15001553) was tempered by the sobering realization that the task of recovering those works was destined to be arduous, painstaking, and time-consuming. Among the published fruits of the subsequent period of intense research may be counted my Códice 25 de la Catedral de Toledo (Madrid: Editorial Alpuerto, 2003) and our last Glossa cd Morales en Toledo (2005).1 Yet the newly-discovered works by Morales, created at the very apex of his compositional maturity, by no means exhaust the musical riches preserved between the leather-covered bindings of Toledo Cathedral’s Codex 25. In addition, this manuscript choirbook contains six previously unknown works –five when we realize that two share the same music but different texts– composed by Francisco Guerrero (1528/91599). Not only do these works securely document, for the first time, Guerrero’s presence in Toledo some time in the period of Morales’s tenure as chapelmaster (1 September 1545 to August 1546), but they also rank as the earliest Francisco Guerrero: Missa Super flumina Babylonis The origins of this recording may be traced back to 1981. In that year I travelled to Spain from my native Australia as a young student burning with enthusiasm for the music of the sixteenth-century Spanish polyphonists that I had first become acquainted with at St Mary’s Cathedral in Sydney. My destination in Spain was the Primatial Cathedral in Toledo in whose magnificent archive I immediately began work on an ambitious project that occupies me to this day: a detailed study of the extraordinary collection of manuscript choirbooks that were copied in the cathedral for the use of its renowned musical establishment. Among the many privileges granted me over the years in Toledo, few can compare with the generous invitation extended by the cathedral canon-archivist, Don Ramón 15 English English Guerrero manuscripts we possess. We have selected three of these hymns for this world première recording. Although Guerrero himself writes several times of his study with Morales, Codex 25 offers us, for the first time, the evidence we need to place this apprenticeship in Toledo. At the age of 17 or 18 (we remain unsure of his date of birth), the young Guerrero journeyed from his native Seville to Toledo to meet Morales, the most internationally celebrated Spanish composer of the age, having recently returned to Spain after a decade serving in the papal choir in Rome. (I rather imagine the young Francisco feeling as overwhelmed as I was in 1981, at the sight of Toledo’s nonpareil cathedral rising majestically above a naturally promonted peninsula, surrounded on three sides by the river Tagus; such spectacular geography, of course, had ensured Toledo’s desirability since preRoman times.) The Guerrero juvenilia preserved in the badly damaged and barely-legible folios of Codex 25 offer a unique and unexpected window through which we may observe, at close quarters, the teenage composer, no doubt in awe at the presence of his highly esteemed teacher, composing hymns for the following feasts of the Toledan liturgical year: Epiphany (6 January), St Ildephonsus (23 January), the Anunciation (25 March), the Ascension (3 June), and St John the Baptist (24 June). It seems likely that these dates would have fallen during Guerrero’s residence in Toledo and that the hymns would have received their première performances by the cathedral musicians at first Vespers on those dates. In fact, Codex 25’s unprepossessingly deteriorated parchment folios offer mute testimony to a truly remarkable changing of the guard in Spanish music history. Within a decade, the ailing Morales would be dead and young Guerrero would be delivering the first of a stream of splendidly polished compositions to presses in such important music publishing centres as Paris, Rome, Venice, Seville and Madrid. The composers only ever met once, and the three hymns we record here are the immediate product of the apprenticeship that followed their meeting. All but one of the Guerrero hymns in Codex 25 select Toledan proper hymn melodies for their cantus firmus, while Celsi confessoris –for St Ildefonsus, the patron of the diocese of Toledo– could only have been composed for the saint’s feast in January 1546. Three of the hymns, Hostis Herodes, Conditor alme siderum, and Ut queant laxis, are of special interest because they preserve early versions of strophes that appeared, almost 40 years later, in Guerrero’s Liber Vesperarum (Rome: Basa, 1584). Two of these 16 early versions were already known from later concordances in a Guatemalan manuscript first reported by the late Robert Snow. In preparation for this recording I made an unforgettable trip to Guatemala to consult some of the manuscripts to which Snow had referred. The section of Codex 25 that transmits Guerrero’s hymns was copied in 1549 by the scribe Martín Pérez and the master illuminator Francisco de Buitrago under the supervision of Morales’s successor Andrés de Torrentes (c.1510-1580). Torrentes served three separate terms as maestro de capilla in Toledo (1539-1545, 1547-1553, 1570-1580), leaving a large corpus of fine polyphonic compositions that has yet to be published. In 1549, Torrentes selected for copying into a new choirbook a number of hymns from an annual hymn cycle for use at first Vespers of major Toledan feasts that Morales had compiled out of his own and the novice Guerrero’s compositions. As copied, it runs in a chronological liturgical sequence, from Guerrero’s Hostis Herodes for Epiphany (6 January), to Celsi confessoris for the patron of Toledo diocese St Ildefonsus (23 January), and so on. The next hymn in the cycle, Conditor alme siderum, is of special interest. Associated elsewhere with Advent, in sixteenth-century Toledo it was sung with polyphony only at first Vespers of the Annunciation (25 March), and first Vespers of the related feast of Santa María de la O (18 December). The task of bringing Guerrero’s earliest compositional efforts to performance was by no means simple or straightforward. The damage caused, in all probability by water having flooded onto the manuscript, rendered the notation recoverable only after the most agonisingly painstaking efforts. Furthermore, the job of deciphering the original hymn texts was complicated by the fact that Pérez’s original text underlay was replaced in each case with a different verse of the same, or even another, hymn in order to accommodate changing liturgical requirements toward the end of the sixteenth century. All six Guerrero hymns were retexted in this manner, in most cases the second verse of a hymn, as originally underlaid, was erased and replaced with the text of the first verse. The manuscripts were thus brought into conformity with an innovation in liturgical practice at Toledo, introduced probably no earlier than the mid 1590s, requiring only the first verses of hymns to be sung polyphonically at first Vespers of major feasts. From these retextings and the careful, barely detectable, manner in which they were executed we know that the manuscripts remained long in use at the cathedral. Indeed a neatly inked inscription “Espinosa seise 1824” carefully entered into one of the volume’s illumi- 17 English English nated initials attests to the volume’s use into the 19th century. For our performances, we have relied upon the hymn texts as given in the Breviarium Romanum of 1568 and, in the case of the Toledan Use hymn Celsi confessoris, we sing the text given in the Breviarium secundum consuetudinem sanctae Ecclesiae Toletanae (Lyon: Bartholomeus Fraenus, 1551). The vast repertory of alternatim Renaissance liturgical music remains largely unexplored, and one of the reasons for this is that the path to its study and performance is littered with pitfalls. One of those pitfalls concerns the location and understanding of the precise plainsong sources employed by the composers. In the case of Toledo, my determination to locate the plainsong sources used by both Morales and Guerrero led to the rediscovery of the largest uncatalogued collection of plainsong sources in Spain.2 All of the plainsong on this cd comes from the rediscovered Toledo sources; none of these melodies, including the alleluia In exitu Israel and the offerenda Super flumina Babylonis, has previously been recorded. In planning this cd, it was our intention, from the outset, that the plainsong would be sung by Spanish plainsong specialists, following the practice of 16th-century Spanish cathedrals where plainsong and polyphony were sung by distinct and separate groups of singers. Thus all plainsong is sung by Schola Antiqua while the polyphony is sung by the Ensemble Plus Ultra. In addition, the strophic nature of the hymns presented us with the irresistible opportunity to perform, side by side, verses composed by Guerrero in his teenage years in Toledo and verses of the same hymn published four decades later in his Liber Vesperarum. Thus, we sing the third verse of Conditor alme siderum and the fourth verse (featuring a virtuosic mirror canon) of Ut queant laxis to settings published in the Liber Vesperarum. In addition to his compositional talents, Guerrero possessed a fine high tenor voice, and played a number of instruments, including the harp, vihuela, organ and cornett. On his arrival in Toledo, Guerrero would regularly have heard the group of up to six ministriles altos playing, as required by their contracts, “for all the principal feasts that require a full procession, and in other feasts as required by the Archbishop” (“en todas las fiestas principales que oviere procesión entera en la dicha yglesia e en otras fiestas que el reverendísimo señor arçobispo de Toledo mandare e fuere servido”). Although we know without a doubt that the ministriles played frequently, the question of exactly what music they played and when they played it is less easily resolved. Our recording takes advantage of the wide variety of possible sonorities offered by the rare luxury of three dis- 18 of ministriles. From this manuscript, we have chosen two five voice miniatures by Guerrero: Si el mirar and Adiós mi amor. From newly-discovered works heard for the first time to perhaps Guerrero’s most popular creation. I refer of course to the superlative Ave virgo sanctissima with which our cd opens. There can be fewer more perfect miniatures in the entire polyphonic repertory than this mostloved –in both the sixteenth century and our own century– of Guerrero’s works. That such Spanish composers as Juan Esquivel and Pedro Ruimonte, as well as the foreigner Géry de Ghersem (who served in the Spanish royal chapel), chose to base masses upon it, is further testimony to the extraordinary popularity of this minor masterpiece. In all likelihood it was in reference to this motet that the following words were written by the poet, novelist and musician Vicente Espinel (1550-1624) in his Diversas rimas (1591): “He aquí a Francisco Guerrero, en cuyas composiciones se halla tanta destreza elegante y tanto contrapunto airoso; cuya pluma nos ha legado obras de mérito tan duradero y significado tan universal, que puede que ninguna era futura llegue a producir un maestro que reúna tantas cualidades.” (“Behold Francisco Guerrero, in whose compositions we find such elegant craftsmanship and such graceful counterpoint; from whose pen has flowed tinct ensembles to imagine how Guerrero’s music might have sounded in the great Spanish cathedrals during the sixteenth century. Indeed, we prepared for our recording by performing Guerrero’s music in the cathedrals of Málaga, Cádiz, Granada and, most excitingly of all, Seville, in whose chapel of Nuestra Señora de la Antigua Guerrero himself lies buried.3 Indeed the famous medallions that adorn the music lectern from which Guerrero himself directed in Seville Cathedral, reminded us of the frequent participation of wind instruments in that great cathedral’s liturgical music. And an oft-quoted document from 1586 tells us much about what Guerrero expected from his ministriles. If there is still some uncertainty about the precise ways in which instrumentalists and singers performed liturgical polyphony in the Spanish Golden Age, there is less doubt about the repertory played by the ministriles on their own. One of the few extant manuscripts copied for the use of ministriles is today held in the Archivo Manuel de Falla in Granada (Granmf 975). Musicologist Juan Ruiz Jiménez, whose transcription of these works was published by the Fundación Caja Madrid, tells us that the manuscript was copied in the 1560s by Pedro Durán and that it contains a varied Spanish and international repertory of sacred and secular pieces specifically copied for the use of groups 19 English English works of enduring merit and universal significance, that no future age is likely to produce a master combining such talents.”) It is no wonder that Guerrero gained the epithet “cantor de María”, and no surprise that we follow Ave virgo sanctissima with another well-known Marian piece. Guerrero’s eight-voice setting of the Marian antiphon, Regina caeli –a text recited daily after Compline during Easter season– was first published in his Liber vesperarum. Typical of contemporary settings of all the final Marian antiphons, the basic melodic material for the setting is drawn from the traditional plainsong melody associated with the text. Although Guerrero left a small number of secular songs and instrumental works, he is best known for his Latin liturgical compositions. Chief among these are his nineteen masses (including two Requiems), the bulk of which first appeared in two published collections, the Liber primus missarum (Paris: 1566), and the Missarum liber secundus (Rome: 1582). The Missa Super flumina babylonis appeared in the Liber primus missarum, a book which contained a total of nine masses and three motets. By placing his Missa Sancta et immaculata at the head of the book, Guerrero honoured his teacher Morales with a mass based upon Morales’s motet of the same name. Indeed so indebted to Morales was Guerrero, that he composed more masses based upon Morales’s motets than did any other composer, Spanish or foreign. In no fewer than seven masses, Guerrero turned to plainsong for inspiration. In all but one case there is not the slightest doubt about the identity of the plainsong that Guerrero chose. The source for the Missa Super flumina, however, has puzzled generations of scholars, and we have Juan Carlos Asensio to thank for discovering that the Missa Super flumina is based, at least in part, upon a small section of a plainsong Offertory that sets to chant the words “super flumina Babylonis”. The chant in question was suppressed some time after Guerrero’s death, but Guerrero’s use of it in the mass shows that he not only knew it, but he must also have admired it. There are also some passing references made by Guerrero to a motet on the same text by Nicholas Gombert (c. 1495-1560) that was published in his Liber primus (Venice: 1539). Our performance of Guerrero’s works employs a wind ensemble similar to the one that was heard in the Cathedral of Seville in the sixteenth century. As early as 1526, the chapter of Seville Cathedral established a permanent wind ensemble there made up of three shawms (treble, tenor and contra) and two sackbuts, and in 1553, the Cathedral chapter offered long term contracts to the wind musicians, stating that it 20 aloft in contemplative ecstasy”). This setting of Psalm 113, In exitu Israel, was intended to be sung as the last of the five psalms of Vespers on the ordinary Sundays of the year (those from Epiphany until Easter, and from the Octave of Corpus Christi until Advent). Following tradition, Guerrero sets every second verse to polyphony, while the remainder of the psalm is sung to the distinctive plainsong tone traditionally associated with this psalm, known as the tonus peregrinus (or “wandering tone”, a name with at least two plausible etymologies: one symbolic, concerning the subject of the psalm itself, the “wandering” Israelites returning to Judea from captivity in Egypt; the other technical, concerning the “wandering” reciting note of the tone itself, from A in the first half of each verse, to G in the second). The setting is sung with its proper framing antiphon, Nos qui vivimus benedicimus domino, as prescribed for it in most pre-Tridentine Spanish breviaries, that in use at Seville included. In this psalm setting, Guerrero reveals himself as both exegete and dramatist. Each and every verse is treated as a miniature motet in which the psalmodic text is brought to life with an almost tangible vividness that would have to wait until the birth of a Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) before its equivalent might be seen on canvas. Like the vast would be “a very useful thing, but also conformable with Sacred Scripture, to make use of every kind of instrumental music in this cathedral” (“sería muy útil y perfectamente compatible con las Escrituras Sagradas, hacer uso de todo tipo de música instrumental en esta catedral, sobre todo por la fama, el esplendor y las grandes dimensiones de la misma y además, todas las demás catedrales de España, a pesar de que quizá tengan ingresos menores, emplean constantemente la música instrumental”). Later, in 1572, the Seville wind players asked that the cathedral purchase a book of masses by Francisco Guerrero (probably his 1566 volume) specifically for their use, a request that suggests they also participated, along with the cathedral vocalists, in performances of the Ordinary. In this respect documents from elsewhere in Spain are even more specific; one from the cathedral in León, for instance, directs that the instrumentalists should play in the first and last Kyrie of the mass. Pacheco, the composer’s first biographer, tells us that Guerrero composed “muchas Missas, Magnificats, i Psalmos, i entre ellos, In exitu Israel de Aegypto de quien los que mejor sienten juzgan que estaba entonces arrebatado en alta contemplación” (“a great quantity of Masses, Magnificats, and Psalms – among the last named an In exitu Israel de Aegypto which those who are best informed declare he must have composed while swept 21 English Fr a n ç a i s Gothic altarpiece that dominates the high altar of Seville Cathedral, Guerrero’s In exitu impresses by its sheer scale. Yet our desire for narrative detail is satisfied –just as it is by the 45 carved scenes from the life of Christ that make up Pierre Dancart’s massive retablo– by Guerrero’s finely detailed polyphonic vignettes; they appear between the plainsong verses with the reassuring regularity of the pillars that seem effortlessly to support the vast edifice of Seville Cathedral itself. Notes 1 See also Michael Noone, “Cristóbal de Morales in Toledo 1545-6: Tolebc 25 and ‘new’ works by Morales, Guerrero, Lobo, Tejeda, and Ambiela”, Early Music xxx (August 2002) 341-363. 2 I am working closely with Graeme Skinner on an ambitious project to describe and catalogue the entire set of choirbooks at Toledo Cathedral. See Michael Noone and Graeme Skinner, “Toledo Cathedral’s collection of manuscript plainsong choirbooks: a preliminary report and checklist”, notes, Quarterly Journal of the Music Library Association 63 (2006) 289-328 and Michael Noone, Graeme Skinner and Ángel Fernández Collado, “El Fondo de Cantorales de Canto Llano de la Catedral de Toledo: Informe y catálogo provisional”, Memorie ecclesiae (forthcoming). 3 In 1999, I recorded an imagined reconstruction of the music for Guerrero’s own Requiem and burial at Seville Cathedral with the Orchestra of the Renaissance. See Glossa gcd 921402. Michael Noone and Graeme Skinner 22 cathédrale, Don Ramón Gonzálvez, me permettant d’étudier un livre de chœur en parchemin enluminé, si gravement endommagé que la plupart de ses pages avaient été collées les unes aux autres à cause d’un accident catastrophique. Découvrir parmi d’autres chefs-d’œuvre oubliés dans ce codex, quinze compositions inconnues et non identifiées de Cristóbal de Morales (vers 1500-1553), provoqua une émotion qui allait être tempérée par la conscience de la tâche qui m’attendait : récupérer ces œuvres allait en effet demander de l’endurance et un effort constant durant un grand nombre d’années. Parmi les publications correspondantes à cette période de recherche intense, je pourrais citer mon Códice 25 de la Catedral de Toledo (Madrid, Editorial Alpuerto, 2003) et notre dernier cédé chez Glossa, Morales en Toledo (2005).1 Les œuvres de Morales récemment découvertes, et créées à l’apogée de sa maturité artistique, n’épuisent cependant pas les richesses musicales préservées par la reliure de cuir du Codex 25 de la Cathédrale de Tolède. De plus, ce livre de chœur manuscrit contient six œuvres inconnues – plus exactement cinq, après avoir réalisé que deux textes différents avaient la même musique – de Francisco Guerrero (1528/91599). Ces œuvres prouvent non seulement pour la première fois la présence de Guerrero à Tolède durant la période à laquelle Morales était Francisco Guerrero : Missa Super flumina Babylonis L’origine de cet enregistrement pourrait remonter à 1981, l’année où je voyageais en Espagne depuis mon Australie natale quand j’étais un jeune étudiant passionné de musique, concrètement la polyphonie espagnole du xvie siècle que j’avais commencé à connaître à la Cathédrale de St Mary à Sydney. Ma destination en Espagne était la Cathédrale primatiale de Tolède et ses magnifiques archives où je conçus immédiatement un projet ambitieux qui m’occupe encore aujourd’hui : une étude détaillée de l’extraordinaire collection de livres de chœur manuscrits copiés dans la cathédrale à l’usage de sa célèbre institution musical. Parmi les nombreux privilèges obtenus durant mes années passées à Tolède, l’un des plus extraordinaires fut la généreuse invitation faite par le chanoine archiviste de la 23 Fr a n ç a i s Fr a n ç a i s maître de chapelle (du 1er septembre 1545 au mois d’août 1546), mais ce sont encore les plus anciens manuscrits que nous possédons de Guerrero. Nous avons choisi trois de ces hymnes que nous présentons en création mondiale dans cet enregistrement. Bien que Guerrero commente lui-même, par écrit et en plusieurs occasions, ses études auprès de Morales, le Codex 25 nous fournit la preuve irréfutable qui situe cet apprentissage à Tolède. À 17 ou 18 ans (nous ne savons pas avec exactitude sa date de naissance) le jeune Guerrero quitta sa Séville natale pour Tolède afin d’y rejoindre Morales ; le compositeur espagnol le plus célèbre dans le monde à l’époque venait en effet de rentrer en Espagne après avoir travaillé une dizaine d’années dans le chœur pontifical à Rome. (J’imagine le jeune Francisco bouleversé comme je l’étais en 1981, contemplant l’incomparable cathédrale de Tolède s’élevant majestueusement sur la péninsule escarpée entourée par le Tage ; un paysage spectaculaire qui a édifié la renommée de Tolède bien avant l’époque romaine.) Les œuvres de jeunesse de Guerrero ont été conservées dans les folios gravement endommagés et à peine lisibles du Codex 25. Ce manuscrit nous offre une sorte de fenêtre extraordinaire et inespérée nous permettant d’observer de près le compositeur adolescent – certainement très ému par la présence d’un maître qu’il tenait en grande estime – composer des hymnes pour les fêtes de la liturgie de Tolède : l’Épiphanie (6 janvier), San Ildefonso (23 janvier), l’Annonciation (25 mars), l’Ascension (3 juin) et Saint Jean Baptiste (24 juin). Ces dates doivent vraisemblablement correspondre au séjour de Guerrero à Tolède et ces hymnes ont pu être interprétés pour la première fois par des musiciens de la cathédrale aux premières Vêpres de cette période. Et l’apparence peu séduisante du Codex 25 avec ses parchemins endommagés offre un témoignage muet d’un changement générationnel vraiment remarquable dans l’histoire de la polyphonie espagnole : de fait, une dizaine d’années plus tard, Morales, de plus en plus affaibli, allait mourir tandis que le jeune Guerrero produisait un torrent de compositions parachevées d’une manière splendide qu’il confiait aux imprimeurs installés dans des villes aussi importantes que Paris, Rome, Venise, Séville et Madrid. Les deux compositeurs ne se sont rencontrés qu’une seule fois, et les premiers fruits de l’apprentissage ayant eu lieu sous les auspices de cette rencontre sont les trois hymnes que nous avons enregistrés ici. À l’exception d’un seul hymne de Guerrero, inclus dans le Codex 25, tous les cantus firmus sont basés sur les mélodies des hymnes du Propre de Tolède, tandis que Celsi confessoris – pour le patron de la diocèse de Tolède, San Ildefonso – a 24 pu être composé exclusivement pour les fêtes de ce saint en janvier 1546. Les trois hymnes, Hostis Herodes, Conditor alme siderum, et Ut queant laxis, ont un intérêt particulier parce qu’ils conservent les versions les plus anciennes des strophes qui apparaissent presque quarante ans plus tard dans le Liber Vesperarum de Guerrero (Rome, Basa, 1584). Deux de ces premières versions de Guerrero étaient déjà connues grâce aux recherches de feu Robert Snow, effectuées à partir d’un manuscrit guatémaltèque. Dans la phase de préparation de cet enregistrement, j’ai fait un voyage inoubliable au Guatemala pour consulter certains manuscrits que Snow avait cités. La section du Codex 25 qui contient les hymnes de Guerrero fut copiée en 1549 par le scribe Martín Pérez et le maître enlumineur Francisco de Buitrago sous la supervision du successeur de Morales, Andrés de Torrentes (vers 1510-1580). Maître de chapelle à Tolède durant trois périodes distinctes (1539-1545, 1547-1553, 1570-1580), Torrentes est l’auteur d’un important corpus de magnifiques compositions polyphoniques qui attendent encore d’être publiées. En 1549, Torrentes copia dans un nouveau livre de chœur certains cantiques du cycle annuel d’hymnes pour les utiliser aux premières Vêpres des plus importantes fêtes de Tolède ; Torrentes se basait sur un choix qu’avait fait Morales comprenant des œuvres propres et des compositions du novice Guerrero. Le copiste les présente selon l’ordre chronologique d’une séquence liturgique, depuis Hostis Herodes de Guerrero pour l’Épiphanie, jusqu’à Celsi confessoris pour la fête du patron de la diocèse de Tolède, San Ildefonso. Conditor alme siderum, le second hymne du cycle, est particulièrement intéressant pour sa situation dans le temps liturgique. Associé partout ailleurs à l’Avent, cet hymne se chantait à Tolède durant le xvie siècle, exclusivement en polyphonie au début des Vêpres de l’Annonciation et aussi aux Vêpres de la fête de Santa María « De la O » (18 décembre). La tâche consistant à récupérer et interpréter les œuvres les plus anciennes de Guerrero n’a été ni simple ni aisée. Le dégât, causé très probablement par de l’eau qui s’infiltra dans le manuscrit, a altéré la notation que l’on a pu finalement retrouver grâce aux efforts les plus désespérés et désespérants. De plus, dans le travail de déchiffrage des textes originaux des hymnes, nous avons trouvé un obstacle de taille : le texte original ajouté par Pérez fut substitué dans certains cas par un vers différent – appartenant à ce même hymne ou parfois à un autre – afin de s’adapter aux nouvelles normes liturgiques de la fin du xvie siècle. Les textes des six hymnes de Guerrero ont été modifiés de cette façon et, dans la plupart des cas, le second vers de l’hymne – appartenant à la copie originale – a 25 Fr a n ç a i s Fr a n ç a i s été effacé et remplacé par le texte du premier vers. Les manuscrits ont donc été ajustés conformément à la réforme de la nouvelle pratique liturgique de Tolède – qui n’a sans doute pas été introduite avant les années centrales de la décennie de 1590 – qui requérait uniquement les premiers vers des hymnes pour les chanter en polyphonie aux Vêpres des fêtes les plus solennelles. Malgré ces réformes textuelles et la minutie, à peine perceptible, avec laquelle elles furent exécutées, nous savons que les manuscrits ont été utilisés pendant très longtemps dans la cathédrale. De fait, une épigraphe très lisible, écrite à l’encre « Espinosa seise 1824 », soigneusement inscrite dans une des initiales enluminées du volume, prouve bien qu’il a été utilisé jusqu’au xixe siècle. Pour nos interprétations, nous nous sommes basés sur les textes des hymnes qui apparaissent dans le Breviarium Romanum de 1568 et, dans le cas de l’hymne de Tolède, Celsi confessoris, nous chantons le texte du Breviarium secundum consuetudinem sanctae Ecclesiae Toletanae (Lyon, Bartholomaeus Fraenus, 1551). Le vaste répertoire renaissant de la musique liturgique alternatim est encore en grande partie inexploré et l’une des raisons de cet état de fait se doit aux innombrables obstacles qui jonchent la voie de son étude et de son interprétation. L’un de ces obstacles se présente à l’heure de localiser et de comprendre les sources précises du plain-chant utilisées par les compositeurs. Dans le cas de Tolède, j’étais déterminé à localiser les sources du plain-chant utilisées par Morales et par Guerrero, et ce fut cette détermination qui m’amena à découvrir la plus grande collection, non cataloguée, de plain-chant en Espagne.2 Tout le plain-chant de ce cédé provient des sources redécouvertes à Tolède ; il s’agit donc d’un premier enregistrement mondial de toutes ces mélodies, y compris l’alléluia In exitu Israel et l’offrande Super flumina Babylonis. Dans la planification de ce cédé, notre intention, dès le début, était de confier l’interprétation du plain-chant à un spécialiste espagnol dans ce domaine, suivant ainsi la pratique des cathédrales espagnoles durant le xvie siècle où le plain-chant et la polyphonie étaient chantées alternativement par des groupes de chanteurs distincts et séparés. Pour cette raison, tout le plain-chant est confié à la Schola Antiqua tandis que la polyphonie est chantée par l’Ensemble Plus Ultra. De plus, la structure en strophes des hymnes nous offre l’occasion irrésistible d’interpréter, en les juxtaposant, des vers composés par Guerrero dans ses années d’adolescence passées à Tolède, et des vers de ces mêmes hymnes publiés quarante ans plus tard dans son Liber Vesperarum. C’est ainsi que nous chantons le troisième vers de Conditor alme siderum et le quatrième (avec un canon en miroir d’une haute vir- 26 tuosité) de Ut queant laxis du cycle publié dans le Liber Vesperarum. Guerrero était non seulement un grand compositeur mais possédait encore une excellente voix de ténor et jouait d’un grand nombre d’instruments, allant de la harpe à la vihuela et de l’orgue au cornet à bouquin. À son arrivée à Tolède, Guerrero devait écouter régulièrement l’ensemble comprenant plus de six ministriles altos qui jouaient, comme l’établissaient leurs contrats, à l’occasion de « toutes les fêtes principales requérant une procession complète dans cette église, ainsi que pour d’autres fêtes selon les ordres du révérendissime seigneur archevêque de Tolède ». Bien que nous sachions, avec certitude, que les ministriles jouaient fréquemment, il nous reste à déterminer avec précision quelle était la musique qu’ils jouaient et à quel moment ils l’interprétaient. Notre enregistrement se sert d’une ample variété de sonorités possibles déployées avec un luxe rare par trois ensembles différents, nous permettant d’imaginer la façon dont la musique de Guerrero pouvait résonner dans les grandes cathédrales espagnoles au xvie siècle. De fait, nous avons préparé cet enregistrement de la musique de Guerrero en l’interprétant dans les cathédrales de Malaga, Cadix, Grenade et – la plus exaltante de toutes – Séville, là où, dans la chapelle de Nuestra Señora de la Antigua, Guerrero est enterré.3 Ajoutons encore que les célèbres médaillons qui décorent le lutrin d’où Guerrero dirigeait la musique dans la cathédrale de Séville, nous rappelait la fréquente participation des instruments de vent dans la musique liturgique de ce monument impressionnant. D’autre part, un document célèbre, datant de 1586, nous explique en détail ce que Guerrero attendait de ses ministriles. Si quelques incertitudes persistent encore quant à la façon précise dont les instrumentistes et les chanteurs interprétaient la polyphonie liturgique durant le Siècle d’Or espagnol, le répertoire que jouaient les ministriles est, par contre, beaucoup plus défini. L’un des rares manuscrits copiés à l’usage des ministriles est actuellement conservé dans les Archives Manuel de Falla de Grenade (Granmf 975). Le musicologue Juan Ruiz Jiménez, dont la transcription a été publiée par la Fondation Caja Madrid, nous révèle que le manuscrit fut copié durant la décennie de 1560 par Pedro Durán et contient un répertoire varié, espagnol et international, d’œuvres sacrées et de chansons profanes spécifiquement copié à l’usage des ensembles de ministriles. Nous avons puisé dans ce manuscrit deux miniatures à cinq voix de Guerrero : Si el mirar et Adiós mi amor. Après les œuvres découvertes récemment et entendues pour la première fois, nous nous référons à présent à la création la plus populaire 27 Fr a n ç a i s Fr a n ç a i s dans son Liber vesperarum. Selon la tradition des antiennes mariales conclusives, la base du matériau mélodique de cette composition provient du plain-chant traditionnel associé à ce texte. Bien que Guerrero ait composé un petit nombre de chansons profanes et d’œuvres instrumentales, il est beaucoup plus connu par ses compositions liturgiques latines. Dans ce répertoire, citons parmi les œuvres les plus remarquables, les dix-neuf messes (qui incluent ses deux Requiem), publiées pour la plupart dans deux recueils, le Liber primus missarum (Paris, 1566) et le Missarum liber secundus (Rome, 1582). La messe Missa Super flumina Babylonis a été publiée dans le Liber primus missarum, un livre qui contient un total de neuf messes et trois motets. En plaçant sa Missa Sancta et immaculata au début du premier livre, Guerrero rendait honneur à Morales, cette messe se basant en effet sur le motet, homonyme, de son maître. De fait, la reconnaissance de Guerrero envers son maître était telle, qu’aucun autre musicien, d’Espagne ou d’ailleurs, ne composa autant de messes basées sur des motets de Morales. Guerrero s’inspira du chant grégorien au moins pour sept de ses dix-neuf messes. Dans toutes sauf une, l’identité du plain-chant choisi par Guerrero ne fait aucun doute. Néanmoins, la source utilisée pour la Missa Super flumina a déconcerté des générations d’érudits et nous de Guerrero : il s’agit, naturellement, de l’incomparable motet Ave virgo sanctissima que nous avons situé au début de notre cédé. Dans le répertoire polyphonique, il n’existe qu’un très petit nombre de miniatures aussi parfaites que cette merveille de Guerrero. Certains compositeurs espagnols comme Juan Esquivel et Pedro Ruimonte, ainsi que l’étranger Géry de Ghersem (qui fut membre de la chapelle royale espagnole), ont composé des messes en se basant sur Ave virgo sanctissima, ce qui démontre d’une façon indéniable la popularité de ce petit chef-d’œuvre. Les lignes suivantes, écrites par le poète, romancier et musicien Vicente Espinel (15501624) dans ses Diversas rimas (1591) se réfèrent très probablement à ce motet : « Voici Francisco Guerrero, dont les compositions révèlent un savoir-faire d’une suprême élégance et un contrepoint merveilleusement diaphane, et dont la plume nous a légué des œuvres d’un mérite si permanent et d’un sens si universel, qu’il se peut que nulle époque future ne produise un maître possédant tant de qualités. » Le surnom de « chantre de Marie » donné à Guerrero ne doit pas nous surprendre, et l’auditeur ne s’étonnera pas non plus d’écouter ensuite une autre œuvre dédiée à la Vierge, à huit voix, l’antienne mariale bien connue, Regina caeli – dont le texte est récité tous les jours après les complies à Pâques – publiée pour la première fois 28 devons être reconnaissants à Juan Carlos Asensio d’avoir découvert que la Missa Super flumina est basée, au moins en partie, sur un petit fragment d’un offertoire grégorien composé pour chanter les mots « super flumina Babylonis ». Le fragment en question fut supprimé peu après la mort de Guerrero, mais l’usage qu’en a fait le compositeur dans la messe démontre non seulement qu’il le connaissait mais encore qu’il l’admirait. Guerrero fait aussi quelques citations passagères d’un motet de Nicholas Gombert (vers 1495-1560) publié dans son Liber primus (Venise, 1539). Pour notre interprétation des œuvres de Guerrero, nous employons un ensemble d’instruments à vent semblable à celui que l’on pouvait entendre dans la cathédrale de Séville au xvie siècle. Très tôt, c’est-à-dire dès 1526, le chapitre des chanoines de la cathédrale de Séville avait établi un ensemble d’instruments à vent permanent, composé par trois bombardes (aiguë, ténor et grave) et deux saqueboutes. En 1553, le chapitre de la cathédrale établit des contrats de longue durée pour les instrumentistes à vent, en précisant : « ... il serait très utile et parfaitement compatible avec les Saintes Écritures d’utiliser tout type de musique instrumentale dans cette cathédrale, surtout pour la renommée, la splendeur et les grandes dimensions de l’édifice et aussi, parce que toutes les autres cathédrales d’Espagne, bien qu’elles ne puissent disposer de revenus aussi importants, emploient constamment de la musique instrumentale ». Peu après, en 1572, les joueurs d’instruments à vent de Séville demandèrent à la cathédrale d’acquérir, spécifiquement pour eux, un livre de messes de Francisco Guerrero, probablement son volume de 1566. Une pétition qui suggère que ces instrumentistes participaient, avec les chantres de la cathédrale, à l’exécution de l’ordinaire de la messe. À ce sujet, des documents conservés dans toute l’Espagne son encore plus précis : l’un des documents de la cathédrale de León, par exemple, indique que les instrumentistes doivent jouer dans le premier et le dernier Kyrie de la messe. Pacheco, le premier biographe du compositeur, nous informe que Guerrero avait composé « de nombreuses Messes, Magnificat, Psaumes, parmi lesquels, In exitu Israel de Aegypto qui, selon les plus savants érudits, avait dû être composé dans un état d’extase contemplative ». Basé sur le Psaume 113, In exitu Israel... avait été conçu pour être chanté comme le dernier des cinq psaumes des Vêpres du dimanche (concrètement, entre l’Épiphanie et Pâques, et depuis l’octave du Corpus Christi jusqu’à l’Avent). Selon la tradition, Guerrero compose chaque verset impair en polyphonie (sauf le premier vers en chant grégorien), tandis le reste du psaume est 29 Fr a n ç a i s Deutsch élégance et précision ; ces vignettes surgissent entre les vers du plain-chant avec la régularité apaisante des piliers qui soutiennent, apparemment sans effort, l’immense édifice de la cathédrale de Séville. en plain-chant traditionnellement associé à ce psaume. La mélodie principale de ce psaume était connue sous le nom de tonus peregrinus (qui pourrait avoir deux étymologies possibles : l’une, symbolique, en accord avec le thème de ce psaume, le « pèlerin » revenant en Judée après la captivité en Égypte ; l’autre, technique, provient du ton « itinérant » allant du la, dans la première partie de chaque verset, au sol, dans la deuxième partie). La composition est chantée avec l’antienne qui lui correspond, Nos qui vivimus benedicimus domino, ce que prescrivait la plupart des bréviaires espagnols antérieurs au concile de Trente, y compris ceux utilisés à Séville. Dans cette composition, Guerrero apparaît à la fois comme un exégète et un dramaturge. Chaque vers est traité comme un motet de petites dimensions où le texte naît à la vie d’une façon si tangible qu’il faudra attendre Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) pour voir son équivalent fixé sur la toile. De même que l’imposant retable gothique qui domine le grand autel de la cathédrale de Séville, In exitu... de Guerrero impressionne de par sa dimension et son style abrupt ; ce qui n’empêche pas notre désir de comprendre la narration dans son détail d’être comblé – de même que dans les 45 scènes taillées de la vie du Christ qui composent l’énorme retable de Pierre Dancart – par les « vignettes » polyphoniques composées avec war eines der herausragendsten die großzügige Einladung des Archivars der Kathedrale, des Kanonikus Don Ramón Gonzálvez, ein illuminiertes Chorbuch aus Pergament zu untersuchen, welches so schwer beschädigt war, dass die meisten seiner Seiten aufgrund irgendeines katastrophalen Unfalles miteinander verklebt waren. Die Begeisterung über die Entdeckung, dass dieser Codex neben anderen noch nicht entdeckten Meisterwerken auch 15 bisher nicht identifizierte und unbekannte Kompositionen von Cristóbal de Morales (ca. 1500-1553) enthielt, wurde durch die ernüchternde Feststellung gedämpft, dass die Aufgabe der Rettung dieser Werke nur mit viel Mühe, mit peinlicher Genauigkeit und großem Zeitaufwand zu bewältigen war. Zu den veröffentlichten Ergebnissen meiner anschließenden Zeit intensiver Forschung zählen der Códice 25 de la Catedral de Toledo (Madrid, Editorial Alpuerto, 2003) und unsere letzte cd bei Glossa Morales en Toledo (2005).1 Doch mit den neu entdeckten Werken von Morales, die dieser auf dem Höhepunkt seiner kompositorischen Reife schuf, sind die musikalischen Reichtümer noch keineswegs erschöpft, die sich zwischen den ledernen Einbänden des Codex 25 aus der Kathedrale von Toledo verbergen. Dieses handschriftliche Chorbuch enthält überdies sechs bisher unbekannte Werke von Francisco Guerrero (1528/9-1599) – genauer Michael Noone et Graeme Skinner Francisco Guerrero: Notes 1 Cf. aussi Michael Noone, « Cristóbal de Morales in Toledo 1545-6: Tolebc 25 and ‘new’ works by Morales, Guerrero, Lobo, Tejeda, and Ambiela », Early Music xxx (Août 2002), 341-363. 2 Actuellement, je suis en train de réaliser, avec Graeme Skinner, un projet ambitieux de description et catalogage de la collection complète des livres de musique pour chœur de la cathédrale de Tolède. Cf. Michael Noone and Graeme Skinner, « Tolède Cathedral’s collection of manuscript plainsong choirbooks: a preliminary report and checklist », notes, Quarterly Journal of the Music Library Association 63 (2006) 289-328 et Michael Noone, Graeme Skinner & Ángel Fernández Collado, « El Fondo de Cantorales de Canto Llano de la Catedral de Toledo: Informe y catálogo provisional », Memorie ecclesiae (à paraître prochainement). 3 En 1999, j’ai imaginé et enregistré la reconstruction de la musique de Requiem pour les funérailles de Guerrero dans la Cathédrale de Séville avec l’Orchestra of the Renaissance. Cf. Glossa gcd 921402. 30 Missa Super flumina Babylonis Der Ursprung dieser Aufnahme reicht bis ins Jahr 1981 zurück. In diesem Jahr reiste ich als junger Student aus meinem Heimatland Australien nach Spanien, voll glühender Begeisterung für die spanische Polyphonie des 16. Jahrhunderts, die ich erstmals in der St Mary’s Cathedral in Sydney kennengelernt hatte. Mein Weg in Spanien führte mich in die erzbischöfliche Kathedrale in Toledo, in deren großartigem Archiv ich an einem ehrgeizigen Projekt zu arbeiten begann, das mich bis zum heutigen Tag beschäftigt: eine detaillierte Studie der außergewöhnlichen Sammlung handschriftlicher Chorbücher, die in der Kathedrale für den Gebrauch ihrer bekannten Musiker kopiert worden waren. Unter den zahlreichen Privilegien, die mir im Lauf meiner Jahre in Toledo gewährt wurden, 31 Deutsch Deutsch gesagt fünf, da in zweien die gleiche Musik zu unterschiedlichen Texten gesetzt ist. Diese Werke dokumentieren nicht nur erstmals mit Sicherheit die Anwesenheit Guerreros in Toledo zur Zeit von Morales’ Dienst als Kapellmeister (1. September 1545 bis August 1546), sondern gehören auch zu den frühesten Handschriften seiner Kompositionen, die wir überhaupt besitzen. Für diese Welterstaufnahme haben wir drei dieser Hymnen ausgewählt. Obwohl Guerrero selbst mehrmals seine Studien bei Morales erwähnt, bietet uns der Codex 25 erstmals den nötigen Hinweis, dass diese Lehrzeit in Toledo stattgefunden hat. Der junge Guerrero reiste im Alter von 17 oder 18 Jahren (sein genaues Geburtsdatum bleibt unsicher) aus seiner Heimatstadt Sevilla nach Toledo, um Morales kennenzulernen, den seinerzeit international renommiertesten spanischen Komponisten, der gerade nach Spanien zurückgekehrt war, nachdem er ein Jahrzehnt lang im päpstlichen Chor in Rom gedient hatte. (Ich kann mir gut vorstellen, dass der junge Francisco ähnlich überwältigt war wie ich im Jahr 1981 beim Anblick der unvergleichlichen Kathedrale von Toledo, die sich majestätisch über eine natürliche Halbinsel erhebt, von drei Seiten vom Fluss Tagus umgeben; eine derart spektakuläre Geographie hatte schon zu vorrömischen Zeiten Toledos Reiz gesichert.) Die Jugendwerke Guerreros, die in den schwer beschädigten und kaum lesbaren Seiten des Codex 25 erhalten sind, stellen ein einzigartiges und unerwartetes Fenster dar, durch das wir einen genauen Blick auf den jugendlichen Komponisten werfen können, der zweifellos Ehrfurcht in der Gegenwart seines hochgeschätzten Lehrers empfand. Er komponierte Hymnen zu den folgenden Festen des Kirchenjahres in Toledo: Epiphanias (6. Januar), St. Ildephonsus (23. Januar), Mariä Verkündigung (25. März), Auferstehung (3. Juni) und Johannes der Täufer (24. Juni). Es ist anzunehmen, dass diese Feste während Guerreros Aufenthalt in Toledo lagen und dass die Hymnen von den Musikern der Kathedrale während der Vespern an den entsprechenden Tagen uraufgeführt wurden. In der Tat liefern die schwer lesbaren und fast zerfallenen Pergamentseiten des Codex 25 das stumme Zeugnis eines bemerkenswerten Generationenwechsels in der spanischen Musikgeschichte. Innerhalb eines Jahrzehnts wird der kränkelnde Morales tot sein und der junge Guerrero wird damit beginnen, einen wahren Strom herausragender und brillanter Kompositionen in so wichtigen Zentren des Musikaliendruckes wie Paris, Rom, Venedig, Sevilla und Madrid herauszugeben. Diese beiden Komponisten trafen sich nur ein einziges Mal, und die drei von uns eingespielten Hymnen sind die 32 unmittelbare Frucht der Lehrzeit, die sich ihrem Treffen anschloss. Bis auf eine beruht der cantus firmus aller Hymnen Guerreros im Codex 25 auf eigenständigen Choralmelodien aus Toledo, während Celsi confessoris – für St. Ildephonsus, den Schutzheiligen der Diözese von Toledo – nur für das Fest dieses Heiligen im Januar 1546 komponiert worden sein kann. Drei der Hymnen, nämlich Hostis Herodes, Conditor alme siderum und Ut queant laxis sind besonders interessant, da sie frühe Fassungen von Melodien beinhalten, die fast 40 Jahre später in Guerreros Liber Vesperarum (Rom, Basa, 1584) wieder auftauchen. Zwei dieser früheren Fassungen waren bereits aus späteren Konkordanzen in einer Handschrift aus Guatemala bekannt, über die der verstorbene Robert Snow erstmals berichtete. Zur Vorbereitung dieser Aufnahme unternahm ich eine unvergessliche Reise nach Guatemala, um einige der Handschriften zu untersuchen, auf die sich Snow bezogen hatte. Der Abschnitt des Codex 25, in dem Guerreros Hymnen überliefert sind, wurde 1549 unter der Aufsicht von Morales’ Nachfolger Andrés de Torrentes (ca. 1510-1580) von dem Schreiber Martín Pérez und dem Künstler Francisco de Buitrago kopiert bzw. illuminiert. Torrentes diente in drei voneinander unabhängigen Perioden als maestro de capilla in der Kathedrale von Toledo (1539-1545, 1547-1553, 1570-1580) und hinterließ ein großes Korpus feiner polyphoner Kompositionen, das noch zu veröffentlichen ist. 1549 suchte Torrentes eine Anzahl von Hymnen aus, die in ein neues Chorbuch kopiert werden sollten. Sie stammten aus einem Jahreszyklus von Hymnen, die jeweils in der ersten Vesper der wichtigsten Feiertage in Toledo benutzt wurden und die Morales aus seinen eigenen Kompositionen und denen des jugendlichen Guerrero zusammengestellt hatte. Die Reihenfolge, in der die Werke aufgeschrieben wurden, folgt der liturgischen Chronologie, beginnend mit Guerreros Hostis Herodes für Epiphanias (6. Januar), Celsi confessoris für den Schutzheiligen der Diözese Toledo, St. Ildephonsus (23. Januar) usw. Der nächste Hymnus des Zyklus’, Conditor alme siderum, ist besonders interessant. Sonst steht er mit der Adventszeit in Zusammenhang, aber im Toledo des 16. Jahrhunderts wurde er nur in der ersten Vesper zu Mariä Verkündigung (25. März) und des damit zusammenhängenden Festes der Santa María de la O (18. Dezember) polyphon gesungen. Die Aufgabe, Guerreros früheste Kompositionsversuche zu Aufführung zu bringen, war keineswegs einfach. Der Schaden, den aller Wahrscheinlichkeit nach über das Manuskript fließendes Wasser verursacht hatte, ließ die Noten erst nach quälenden, akribischen Bemü- 33 Deutsch Deutsch hungen erkennbar werden. Überdies wurde die Aufgabe der Entzifferung der originalen Hymnentexte noch dadurch erschwert, dass die ursprünglichen Textunterlegungen von Pérez in allen Fällen durch abweichende Verse desselben oder gar eines anderen Hymnus ersetzt worden waren, um den gewandelten liturgischen Anforderungen zum Ende des 16. Jahrhunderts hin gerecht zu werden. Alle sechs Hymnen Guerreros wurden in dieser Weise umtextiert; in den meisten Fällen wurde der original unterlegte zweite Vers eines Hymnus’ entfernt und durch den Text des ersten Verses ersetzt. So wurden die Handschriften mit einer neuen liturgischen Praxis in Toledo in Übereinstimmung gebracht, die wahrscheinlich nicht vor der Mitte der 1590er Jahre eingeführt wurde, und derzufolge nur die ersten Verse von Hymnen in den ersten Vespern der kirchlichen Festtage polyphon gesungen werden durften. Aus diesen Umtextierungen und ihrer sorgfältigen, kaum zu entdeckenden Ausführung lässt sich schließen, dass dieses Manuskript sehr lange in der Kathedrale in Gebrauch war. Tatsächlich findet sich die saubere Tinteninschrift »Espinosa seise 1824«, die sorgfältig in eine der illuminierten Initialen des Bandes eingefügt wurde und die bezeugt, dass es bis ins 19. Jahrhundert benutzt wurde. Für unsere Aufführungen haben wir uns auf die Hymnentexte aus dem Breviarium Romanum von 1568 bezogen, und im Falle des nur in Toledo gebräuchlichen Hymnus Celsi confessoris singen wir die Texte, wie sie im Breviarium secundum consuetudinem sanctae Ecclesiae Toletanae (Lyon, Bartholomaeus Fraenus, 1551) stehen. Das umfangreiche Repertoire von alternatim in der liturgischen Musik der Renaissance bleibt weitgehend unerforscht, und einer der Gründe dafür ist, dass der Weg zu ihrer Untersuchung und Aufführung vor Fallstricken nur so strotzt. Eine der Hauptschwierigkeiten besteht darin, die von den Komponisten benutzten genauen Quellen der Choralmelodien zu lokalisieren und zu verstehen. Im Falle Toledos führten meine Untersuchungen der gregorianischen Quellen, die sowohl Morales als auch Guerrero benutzt hatten, zur Wiederentdeckung der umfangreichsten bisher nicht katalogisierten Sammlung von Choralmelodien in Spanien.2 Alle Choralmelodien auf dieser cd stammen aus den wiederentdeckten Quellen aus Toledo; keine dieser Melodien einschließlich des Halleluia In exitu Israel und der Offerenda Super flumina Babylonis wurde vorher schon einmal eingespielt. Bei der Planung dieser cd war es von vornherein unsere Absicht, die Choralmelodien von spanischen Spezialisten für gregorianischen Choral singen zu lassen, entsprechend der Praxis spanischer Kathedralen im 16. Jahrhundert, in denen Gregorianik und Polyphonie von ver- 34 schiedenen Gesangsensembles ausgeführt wurden. So werden alle gregorianischen Choralmelodien von der Schola Antiqua gesungen, während die Mehrstimmigkeit vom Ensemble Plus Ultra ausgeführt wird. Außerdem bot der strophische Aufbau der Hymnen uns die unwiderstehliche Möglichkeit, die Verse, welche Guerrero in seiner Jugendzeit in Toledo komponiert hatte, an die Seite derjenigen Verse desselben Hymnus’ zu stellen, die er Jahrzehnte später in seinem Liber Vesperarum veröffentlichte. Also singen wir den dritten Vers des Conditor alme siderum und den vierten Vers aus Ut queant laxis mit einem virtuosen Spiegelkanon nach Sätzen aus dem Liber Vesperarum. Über seine Begabung als Komponist hinaus verfügte Guerrero über eine schöne hohe Tenorstimme und konnte einige Instrumente spielen, darunter Harfe, Vihuela, Orgel und Zink. Nach seiner Ankunft in Toledo hat Guerrero die Gruppe der bis zu sechs ministriles altos sicher regelmäßig spielen gehört, wie es ihre Verträge geboten: »... zu allen wichtigen Festen, die eine ganze Prozession erforden, und zu den anderen Festen auf Verlangen des Erzbischofs« (»en todas las fiestas principales que oviere procesión entera en la dicha yglesia e en otras fiestas que el reverendísimo señor arçobispo de Toledo mandare e fuere servido«). Auch wenn wir ohne Zweifel wissen, dass die ministriles regelmäßig spielten, so ist doch die Frage, welche Musik sie im einzelnen spielten und wann genau sie erklang, weniger leicht zu beantworten. Unsere Aufnahme macht sich die Vielzahl möglicher Klänge zunutze, die der seltene Luxus dreier verschiedener Ensembles bietet, um erfahrbar zu machen, wie Guerreros Musik in den großen spanischen Kathedralen im sechzehnten Jahrhundert geklungen haben könnte. Wir haben unsere Aufnahme tatsächlich dadurch vorbereitet, dass wir Guerreros Musik in den Kathedralen von Málaga, Cádiz, Granada und, von allen am aufregendsten, in der Kathedrale von Sevilla aufgeführt haben, in deren Kapelle der Nuestra Señora de la Antigua Guerrero selbst begraben liegt.3 Die berühmten Medaillons, die das Pult schmücken, von dem aus Guerrero selbst in der Kathedrale von Sevilla dirigiert hat, erinnern uns in der Tat an die häufige Mitwirkung von Blasinstrumenten an der Kirchenmusik der großen Kathedralen. Und ein oft zitiertes Dokument von 1586 sagt uns viel über das, was Guerrero von seinen ministriles erwartete. Wenn es auch noch einige Unsicherheit darüber gibt, wie genau Instrumentalisten und Sänger liturgische Mehrstimmigkeit in der Blütezeit der spanischen Musik aufführten, so besteht doch weniger Zweifel darüber, welches Repertoire die ministriles allein spielten. Eines 35 Deutsch Deutsch der wenigen existierenden Manuskripte, die für den Gebrauch der ministriles kopiert wurden, befindet sich heute im Archivo Manuel de Falla in Granada (Granmf 975). Von dem Musikwissenschaftler Juan Ruiz Jiménez, dessen Transkription dieser Werke von der Fundación Caja Madrid veröffentlicht wurde, erfahren wir, dass das Manuskript in den 1560er Jahren von Pedro Durán kopiert wurde und dass es ein vielfältiges geistliches und weltliches Repertoire spanischer und internationaler Werke enthält, welches speziell zum Gebrauch von Gruppen von ministriles kopiert wurde. Aus diesem Manuskript wählten wir zwei fünfstimmige Miniaturen von Guerrero aus: Si el mirar und Adiós mi amor. Nun von den neu entdeckten und erstmals zu hörenden Stücken zu Guerreros wohl bekanntestem Werk. Ich beziehe mich natürlich auf das unübertreffliche Ave virgo sanctissima, mit dem unsere cd beginnt. Es kann kaum perfektere Miniaturen im ganzen polyphonen Repertoire geben als dieses sowohl im 16. Jahrhundert als auch zu unserer Zeit sehr hoch geschätzte Werk Guerreros. Dass spanische Komponisten wie Juan Esquivel und Pedro Ruimonte genauso wie der Ausländer Géry de Ghersem (der in der königlichen spanischen Kapelle diente) es als Ausgangspunkt für Messkompositionen auswählten, ist ein weiterer Beleg für die außergewöhnliche Beliebtheit die- ses kleinen Meisterwerks. Aller Wahrscheinlichkeit nach schrieb der Dichter, Romanautor und Musiker Vicente Espinel (1550-1624) die folgenden Worte in seinen Diversas rimas (1591) in Bezug auf diese Motette: »He aquí a Francisco Guerrero, en cuyas composiciones se halla tanta destreza elegante y tanto contrapunto airoso; cuya pluma nos ha legado obras de mérito tan duradero y significado tan universal, que puede que ninguna era futura llegue a producir un maestro que reúna tantas cualidades.« (»Und siehe Francisco Guerrero, in dessen Kompositionen wir solch elegante Kunstfertigkeit und einen derart anmutigen Kontrapunkt finden; aus dessen Feder Werke von so bleibendem Wert und so umfassender Bedeutung flossen, dass wohl keine zukünftige Zeit einen Meister hervorbringen wird, der über solche Begabungen verfügt.«) Es ist nicht erstaunlich, dass Guerrero der Beiname »cantor de María« verliehen wurde, und keine Überraschung, dass wir dem Ave virgo sanctissima ein weiteres wohl bekanntes marianisches Werk folgen lassen. Guerreros achtstimmiger Satz der marianischen Antiphon Regina caeli – ein Text, der zur Osterzeit täglich nach der Komplet rezitiert wurde – wurde erstmals in seinem Liber vesperarum veröffentlicht. Wie es für alle zeitgenössischen Vertonungen der marianischen Antiphonen typisch ist, stammt das dem Satz zugrunde liegende melodische 36 Entdeckung sein, dass die Missa Super flumina zumindest zum Teil auf einem kleinen Abschnitt eines gregorianischen Offertoriums basiert, das die Worte »super flumina Babylonis« vertont. Die fragliche Melodie wurde nach Guerreros Tod nicht mehr benutzt, aber dass Guerrero sie in dieser Messe verwendete, zeigt, dass er sie nicht nur gekannt, sondern auch geschätzt haben muss. Es gibt auch noch einige beiläufige Referenzen Guerreros bezüglich einer Motette von Nicholas Gombert (c. 1495-1560) über den gleichen Text, die in seinem Liber primus (Venedig, 1539) veröffentlicht wurde. In unserer Ausführung von Guerreros Werken verwenden wir ein Bläserensemble, welches demjenigen entspricht, das in der Kathedrale von Sevilla im 16. Jahrhundert zu hören war. Schon 1526 bestellte das Kapitel der Kathedrale von Sevilla ein festangestelltes Bläserensemble bestehend aus drei Schalmeien (Diskant, Tenor und Bass) und zwei Posaunen, und im Jahr 1553 bot das Kathedralkapitel den Bläsern langfristige Verträge an, mit der Begründung, es sei »sehr nützlich, aber auch mit der Heiligen Schrift vereinbar, in dieser Kathedrale jegliche Instrumentalmusik zu verwenden« (»sería muy útil y perfectamente compatible con las Escrituras Sagradas, hacer uso de todo tipo de música instrumental en esta catedral, sobre todo por la fama, el esplendor y las grandes dimensiones de la misma y Material aus der Choralmelodie, die zu diesem Text gehört. Obwohl Guerrero eine kleine Anzahl weltlicher Lieder und Instrumentalwerke hinterlassen hat, ist er als Komponist lateinischer liturgischer Werke am bekanntesten. Die wichtigsten darunter sind seine 19 Messen (darunter zwei Requiem-Vertonungen), deren Hauptteil erstmals in zwei veröffentlichten Sammlungen erschien, dem Liber primus missarum (Paris, 1566) und dem Missarum liber secundus (Rom, 1582). Die Missa Super flumina babylonis erschien im Liber primus missarum, einem Druck, der insgesamt neun Messen und drei Motetten enthielt. Indem er seine Missa Sancta et immaculata an den Anfang dieses Buches stellte, ehrte Guerrero seinen Lehrer Morales mit einer Messe, die auf der gleichnamigen Motette Morales’ beruhte. Tatsächlich war Guerrero seinem Lehrer Morales so verpflichtet, dass er mehr Messen über dessen Motetten komponierte als irgendein anderer spanischer oder ausländischer Komponist. In nicht weniger als sieben Messen ließ sich Guerrero von gregorianischen Melodien inspirieren. Bis auf einen Fall besteht nicht der leiseste Zweifel darüber, welche Choralmelodie er jeweils zur Grundlage wählte. Die Quelle für die Missa Super flumina dagegen hat Generationen von Forschern vor Rätsel gestellt, und wir müssen Juan Carlos Asensio sehr dankbar für seine 37 Deutsch Deutsch además, todas las demás catedrales de España, a pesar de que quizá tengan ingresos menores, emplean constantemente la música instrumental«). Später, im Jahr 1572, baten die Bläser um den Kauf eines Buches mit Messen von Francisco Guerrero (wahrscheinlich der Band von 1566) speziell für ihren Gebrauch, eine Anfrage, die nahe legt, dass die Bläser gemeinsam mit den Sängern der Kathedrale an der Ausführung des Messordinariums beteiligt waren. In dieser Hinsicht sind Dokumente von anderen spanischen Orten noch aufschlussreicher; in einem aus der Kathedrale von León beispielsweise findet sich die Anweisung, dass die Instrumentalisten das erste und das letzte Kyrie der Messe spielen sollten. Pacheco, der erste Biograph des Komponisten, überliefert uns, dass Guerrero »zahlreiche Messen, Magnificat-Vertonungen und Psalmen [komponierte], unter den letztgenannten ein In exitu Israel de Aegypto, von dem die Kundigsten behaupten, er müsse es in einem Zustand kontemplativer Extase komponiert haben« (»muchas Missas, Magnificats, i Psalmos, i entre ellos, In exitu Israel de Aegypto de quien los que mejor sienten juzgan que estaba entonces arrebatado en alta contemplación«). Diese Vertonung von Psalm 113 In exitu Israel war dazu bestimmt, als letzter der fünf Psalmen zu den Vespern der Sonntage des Kirchenjahres gesungen zu werden, die weder zum Oster- noch zum Weih- nachtsfestkreis gehören (derjenigen von Epiphanias bis Ostern und von der Fronleichnamsoktave bis zur Adventszeit). Der Tradition entsprechend vertonte Guerrero jeden zweiten Vers polyphon, während der Rest des Psalms zu der gregorianischen Melodie gesungen wird, die traditionell mit diesem Psalm verbunden ist, bekannt als tonus peregrinus (ein Begriff mit mindestens zwei plausiblen Etymologien: eine symybolische, die den Inhalt des Psalms selbst betrifft, nämlich die »wandernden« Israeliten, die aus der Gefangenschaft in Ägypten nach Judäa zurückkehren; die andere technischer Natur, sich auf den »wandernden« Rezitationston der Melodie beziehend, der von A in der ersten Hälfte jeden Verses zum G in der zweiten Hälfte wechselt.) Der Satz wird mit der dazugehörigen umrahmenden Antiphon gesungen, Nos qui vivimus benedicimus domino, wie es in den meisten vortridentinischen spanischen Brevieren vorgeschrieben ist, einschließlich dem in Sevilla gebräuchlichen. In dieser Psalmvertonung erweist sich Guerrero sowohl als Exeget als auch als Dramatiker. Jeder einzelne Vers wird wie eine Motette in Miniatur behandelt, in der der Psalmtext mit einer fast greifbaren Anschaulichkeit zum Leben gebracht wird, deren Äquivalent erst nach der Geburt von Bartolomé Esteban Murillo (1617-1682) auf der Leinwand zu 38 sehen sein wird. Wie das riesige gotische Altarbild, das den Hochaltar der Kathedrale von Sevilla beherrscht, beeindruckt Guerreros In exitu schon allein durch seinen Umfang. Doch nun ist unser Streben nach der Vermittlung von Details durch die feinen polyphonen Vignetten Guerreros befriedigt – genau wie durch die 45 geschnitzten Szenen aus dem Leben Christi, die Pierre Dancarts massiven Hochaltar bilden; Guerreros Vignetten erscheinen zwischen den Choralzeilen mit der gleichen beruhigenden Regelmäßigkeit wie die Säulen der Kathedrale von Sevilla selbst, die so mühelos dieses riesige Gebäude stützen. Anmerkungen 1 Siehe dazu auch Michael Noone, »Cristóbal de Morales in Toledo 1545-6: Tolebc 25 and ’new’ works by Morales, Guerrero, Lobo, Tejeda, and Ambiela«, Early Music xxx (August 2002) S. 341-363. 2 Ich arbeite eng mit Graeme Skinner an einem ehrgeizigen Projekt, in dem alle Chorbücher der Kathedrale von Toledo beschrieben und katalogisiert werden. Siehe dazu: Michael Noone und Graeme Skinner, »Toledo Cathedral’s collection of manuscript plainsong choirbooks: a preliminary report and checklist«, notes, Quarterly Journal of the Music Library Association 63 (2006) 289-328 und Michael Noone, Graeme Skinner und Ángel Fernández Collado, »El Fondo de Cantorales de Canto Llano de la Catedral de Toledo: Informe y catálogo provisional«, Memorie ecclesiae (erscheint demnächst). 3 1999 habe ich eine freie Rekonstruktion der Musik für Guerreros eigenes Requiem und Begräbnis in der Kathedrale von Sevilla mit dem Orchestra of the Renaissance aufgenommen. Siehe Glossa gcd 921402. Michael Noone und Graeme Skinner 39 01 Ave virgo sanctissima (5 vv) Glorificamus te. Gratias agimus tibi propter magnam gloriam tuam. Domine Deus, Rex caelestis, Deus, Pater omnipotens. Domine Fili unigenite, Iesu Christe. Domine Deus, Agnus Dei, Filius Patris. Qui tollis peccata mundi, miserere nobis. Qui tollis peccata mundi, suscipe deprecationem nostram. Qui sedes ad dexteram Patris, miserere nobis. Quoniam tu solus Sanctus. Tu solus Dominus. Tu solus Altissimus, Iesu Christe. Cum Sancto Spiritu in gloria Dei Patris. Amen. Ave virgo sanctissima Dei mater piissima Maris stella clarissima Salve semper gloriosa Margarita pretiosa Sicut lilium formosa Nitens olens velut rosa. 02 Regina caeli (8 vv) Regina caeli, laetare, alleluia: Quia quem meruisti portare, alleluia: Resurrexit, sicut dixit, alleluia: Ora pro nobis Deum, alleluia. 06 Alleluia: In exitu Israel 04-05 Missa Super flumina Babylonis (5 vv) Alleluia. In exitu Israel de Aegypto, domus Iacob de populo barbaro. Alleluia. Kyrie Kyrie eleison. Christe eleison. Kyrie eleison. 07 Missa Super flumina Babylonis (5vv) Credo [Credo in unum Deum.] Patrem omnipotentem factorem caeli et terrae, visibilium omnium et invisibilium. Et in unum Dominum Iesum Christum Filium Dei unigenitum. Gloria Gloria in excelsis Deo. Et in terra pax hominibus bonae voluntatis. Laudamus te. Benedicimus te. Adoramus te. 40 08 Offerenda: Super flumina Babylonis Et ex Patre natum ante omnia saecula. Deum de Deo: lumen de lumine: Deum verum de Deo vero. Genitum non factum consubstantialem Patri. Per quem omnia facta sunt. Qui propter nos homines et propter nostram salutem descendit de caelis. Et incarnatus est de Spiritu Sancto ex Maria Virgine. Et homo factus est. Crucifixus etiam pro nobis sub Pontio Pilato passus et sepultus est. Et resurrexit tertia die secundum scripturas. Et ascendit in caelum sedet ad dexteram Patris. Et iterum venturus est cum gloria iudicare vivos et mortuos: cuius regni non erit finis. Et in Spiritum Sanctum Dominum et vivificantem, qui ex Patre Filioque procedit. Qui cum Patre et Filio simul adoratur et conglorificatur, qui locutus est per prophetas. Et unam Sanctam, Catholicam et Apostolicam Ecclesiam. Confiteor unum baptisma in remissionem peccatorum. Et exspecto resurrectionem mortuorum, et vitam venturi saeculi. Amen. Super flumina Babylonis, illic sedimus, et flevimus, dum recordaremus tui, Sion. 09-12 Missa Super flumina Babylonis (5 vv) Sanctus Sanctus, Sanctus, Sanctus. Dominus Deus Sabaoth. Pleni sunt caeli et terra gloria tua. Osanna in excelsis. Benedictus qui venit in nomine Domini. Hosanna in excelsis. 13 Missa Super flumina Babylonis (5 vv) Agnus Dei Agnus Dei qui tollis peccata mundi: miserere nobis. Agnus Dei qui tollis peccata mundi: dona nobis pacem. 41 14 Celsi confessoris 15 Ut queant laxis [1] Celsi confessoris festum venerandum: nobis ut est moris adest celebrandum. [1] Ut queant laxis resonare fibris mira gestorum famuli tuorum: solve polluti labii reatum sancte Ioannes. [2] Laudibus canoris nobis est instandum, debitum honoris Illefonso dandum. [2] Nuntius celso veniens olympo te patri magnum fore nasciturum: Nomen et vitæ seriem gerendæ ordine promit. [5] Illefonse tuos iuva præsepia: fac iuvet ut suos nos virgo Maria. [3] Ille promisi dubius superni pedidit promptæ modulos loquelæ: sed reformasti genitus peremptæ organa vocis. [7] Sit laus patri decus nato: par his unus spiritus his equus erat ut his unus. Amen. [4] Ventris obstruso positus cubili senseras regem thalamo manentem: hinc parens nati meritis uterque abdita pandit. [11] Laudibus cives celebrant superni te Deus simplex pariterque trine: supplices et nos veniam precamur, parce redemptis. Amen. 10. Super misericordia tua et veritate tua: nequando dicant gentes: Ubi est Deus eorum? 11. Deus autem noster in caelo: omnia quaecumque voluit fecit. 12. Simulacra gentium argentum et aurum, opera manuum hominum. 13. Os habent et non loquentur: oculos habent et non videbunt. 14. Aures habent et non audient: nares habent et non odorabunt. 15. Manus habent et non palpabunt pedes habent et non ambulabunt: non clamabunt in gutture suo. 16. Similes illis fiant qui faciunt ea: et omnes qui confidunt in eis. 17. Domus Israel speravit in Domino: adiutor eorum et protector eorum est. 18. Domus Aaron speravit in Domino: adiutor eorum et protector eorum est. 19. Qui timent Dominum speraverunt in Domino: adiutor eorum et protector eorum est. 20. Dominus memor fuit nostri: et benedixit nobis. 21. Benedixit domui Israel: benedixit domui Aaron. 22. Benedixit omnibus qui timent Dominum, pusillis cum maioribus. 23. Adiciat Dominus super vos: super vos, et super filios vestros. 24. Benedicti vos a Domino, qui fecit caelum et terram. 16 In exitu Israel (4 vv) 42 Antiphona: Nos qui vivimus, benedicimus Domino. 1. In exitu Israel de Aegypto, domus Iacob de populo barbaro. 2. Facta est Iudaea sanctificatio eius, Israel potestas eius. 3. Mare vidit et fugit: Iordanis conversus est retrorsum. 4. Montes exultaverunt ut arietes: et colles sicut agni ovium. 5. Quid est tibi mare quod fugisti? et tu Iordanis quia conversus es retrorsum? 6. Montes exultastis sicut arietes et colles sicut agni ovium. 7. A facie Domini mota est terra, a facie Dei Iacob. 8. Qui convertit petram in stagna aquarum, et rupem in fontes aquarum. 9. Non nobis, Domine, non nobis: sed nomini tuo da gloriam. 43 25. Caelum caeli Domino: terram autem dedit filiis hominum. 26. Non mortui laudabunt te Domine: neque omnes qui descendunt in infernum. 27. Sed nos qui vivimus, benedicimus Domino, ex hoc nunc et usque in saeculum. 28. Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. 29. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula sæculorum. Amen. [4] Cuius forti potentiæ genu flectuntur omnia, cælestia terrestria: nutu fatentur subdita. Michael Noone photo © Ana Ponce / Glossa Music [5] Te sancte fide quesumus venture iudex seculi conserva nos in tempore, hostis a telo perfidi. 18 Conditor alme siderum [6] Laus honor virtus gloria, Deo patri et filio: sancto simul paraclito, regnans per omne sæculum. Amen. [1] Conditor alme siderum: æterne lux credentium Christe redemptor omnium exaudi preces supplicum. [2] Qui condolens interitu mortis perire sæculum: salvasti mundum languidum: donans reis remedium. [3] Vergente mundi vespere: uti sponsus de thalamo egressus honestissima, virginis matris clausula. traducciones / translations / traductions / Übersetzungen: www.glossamusic.com 44 45 Ediciones recientes de Glossa Boccherini en Boadilla Luigi Boccherini: Trios op. 14 La Real Cámara (Gatti, Moreno, Nasillo) glossa gcd 920308. 2 cds Les Grandes Eaux Musicales 2007 (Château de Versailles) Le Concert Spirituel / Hervé Niquet glossa gcd 921613 Le Cantate per il Marchese Ruspoli Georg Friedrich Haendel La Risonanza / Fabio Bonizzoni glossa gcd 921522 Joye Les plaintes de Gilles de Bins dit Binchois Graindelavoix / Björn Schmelzer glossa gcd p32102 Callirhoé André Cardinal Destouches Le Concert Spirituel / Hervé Niquet glossa gcd 921612, ges 921612 Vox Nostra Resonet New music for voices Ensemble Gilles Binchois / Dominique Vellard glossa gcd p32301 L’Orfeo Claudio Monteverdi La Venexiana / Claudio Cavina glossa gcd 920913, ges 920913 Improvisando 16th and 17th-century jazz Paolo Pandolfo et al. glossa gcd p32301 Sonate per violino op. 2 Antonio Vivaldi Enrico Gatti & Ensemble Aurora glossa gcd 921202 The Divine Liturgy of St John Chrysostom Sergei Rachmaninov Flemish Radio Choir / Kaspars Putninsh glossa gcdsa 922203 46 www.glossamusic.com 47